Migrantes coreanos en México (1905) De Chemulpo a Progreso

Andrea Elena Ríos
Editora en jefe 
Revista Corea en su Cultura


Desde la misma aparición del hombre, este ha tenido una continua movilidad abandonando el lugar en el que vive para establecerse en otro. La migración es un fenómeno que se suscita debido a la decisión de algún sector de la sociedad de abandonar su lugar de origen, producto de guerras, confrontaciones internas y externas y, fundamentalmente, por el incremento de la pobreza, que lleva a la búsqueda de mejores oportunidades para aumentar así el nivel de vida de sus familias y mejorar sus niveles de bienestar. 

Aunque es bien sabido que en la búsqueda de un mejor futuro, dentro del flujo migratorio, un gran número encuentra la muerte en la travesía hacia lo desconocido, otros sobreviven en un espacio social adverso donde predominan problemáticas como inequidad, abuso e indiferencia. A pesar de ello, la movilidad de personas de un lugar a otro ha prevalecido a lo largo de la Historia. 

Este es el primero de tres artículos donde abordaremos el flujo migratorio de coreanos que decidieron abandonar su país y llegaron a suelo mexicano para comenzar a forjar su historia de vida en esa Nación. A fin de entender el contexto en que se desenvuelve el fenómeno migratorio, debemos mencionar como antecedente directo el 16 de febrero de 1876, fecha en que Japón presionó a Corea para que firmara el Tratado de Kanghwa que concedió al Imperio derechos extraterritoriales y el uso de puertos coreanos para el comercio entre ambas naciones. Entre las causas de la invasión japonesa, deben citarse la inestabilidad económica, que provocó una gran inflación, así como las inundaciones, causantes de la crisis alimentaria y de la extensión del cólera entre la población. Por su parte, México vivía una etapa no menos convulsa que la de la península coreana; se trataba de los últimos años del periodo presidencial de Porfirio Díaz (1876-1911). Teóricamente hablando, México era una República Democrática, Representativa y Federal, sin embargo, la dictadura porfirista se prolongó hasta 1911, año en que Díaz fue desterrado y enviado a Francia. Esta etapa de la historia mexicana se caracterizó porque se centralizó el poder en la figura de Porfirio Díaz, cuya voluntad suplantó las garantías establecidas en la Constitución de la época, convirtiéndose en el motor y el volante del país entero. 

Bandera de corea que llevaron los migrantes coreanos a México. Imagen compartida por Sr. Irving Lee (PDTE. Alianza de Descendientes Coreanos México-Cuba)

Hacia el año 1883, en México se creó la Ley de Colonización que favorecía a los nacionales y extranjeros que quisieran asentarse en las regiones de desarrollo [1]. Uno de los principales objetivos del gobierno de Porfirio Díaz fue el fomento de la inmigración de extranjeros y las inversiones, que contribuyeran en el llamado proceso de modernización. Los coreanos, ansiosos de salir de su país debido a las condiciones arriba detalladas, no dudaron en aceptar un contrato en el que se especificaba que debían trabajar para terratenientes mexicanos, particularmente los hacendados henequeneros yucatecos por un plazo de cuatro años. 

Motivados por el deseo de darles a sus descendientes un mejor futuro y evitar que sufrieran los estragos de la invasión japonesa, estas personas llegaron a territorio yucateco y vivieron una rápida dispersión geográfica, lo que unido a la falta de mujeres coreanas y la ausencia de una cadena migratoria, provocó una asimilación cultural, además de un rápido mestizaje con la población local . [2] 

En 1905, mil treinta y tres coreanos salieron de Chemulpo, hoy Incheon, con destino a México, entrando por Salina Cruz, Oaxaca, con la promesa de mejorar sus condiciones económicas, volverse ricos e inmigrar a Estados Unidos, donde mejorarían aún más su situación económica. Sin embargo, el viaje fue adverso pues aproximadamente veintiún coreanos migrantes murieron en la travesía, varios de ellos en el buque SS Ilford, de origen inglés y con tripulación Tuvieron entonces que enfrentarse a la realidad de la diferencia cultural, las costumbres alimentarias, el lenguaje, el clima, e incluso la esclavitud, que fueron algunas de las vicisitudes que tuvieron que afrontar y superar. En general, este es el contexto histórico en el que se desenvuelve la migración coreana a México durante los primeros años del siglo XX. alemana que los llevo a tierras mexicanas.

A mediados del siglo XIX, la industria henequenera fue de gran importancia en el mercado nacional e, incluso, para el extranjero. A partir de entonces, se cultivaron en las haciendas yucatecas el henequén, también conocido como “oro verde”. Se destinaron para su cultivo grandes extensiones de tierra y para su recolección y elaboración de los productos derivados de dicha fibra y se valieron de la mano de obra indígena maya [3] quienes padecieron torturas a manos de los capataces y los hacendados, lo que desencadenó la llamada guerra de castas. [4] 

En estas condiciones, los coreanos consiguieron organizar sus vidas. Su día laboral era de doce horas y su paga era con monedas que solo eran válidas en las haciendas, aunque para 1915, con la llegada de Salvador Alvarado a la gubernatura de Yucatán, se les permitió a todos los jornaleros el pago con moneda fraccionaria. Un aspecto que cabe rescatar acerca del trabajo de los coreanos y su aporte en la economía hacendaria fue que crearon un guante para poder agarrar la penca del henequén sin lastimarse; de esa manera maniobraban mejor e, incluso, aceleraban la producción del henequén. 

Hacia el año de 1909 habría concluido ya el contrato con los hacendados, sin embargo, los coreanos se vieron imposibilitados para regresar a su país debido a que se encontraban en pleno protectorado japonés (1905-1910) y a un año de la colonización de ese imperio hacia la península (1910-1945) y tampoco volvieron a ver a sus familias: “No sintieron tanto los bienes o las cosas que dejaron, sino sus seres queridos que jamás volvieron a ver.” [5] 

IZQUIERDA: LI CANG, MANUEL ACERVO HISTÓRICO FAMILIAR, (FAMILIA LEE) SR. IRVING LEE GUTIÉRREZ, NOV-DIC DEL 2019.DERECHA: PEDRO KIN KIN , ACERVO HISTÓRICO FAMILIAR, (FAMILIA KIM) SR. RODOLFO PÉREZ MORTERA,NOV-DIC DEL 2019

IMAGEN DEL SR. SO CHUNG. ACERVO HISTÓRICO FAMILIAR,(FAM SOO), SR. ALFONSO SOO. NOV-DIC DEL 2019.

MARÍA KIM LEE. ACERVO HISTÓRICO FAMILIAR (FAM KIM) SR. RODOLFO PÉREZ MORTERA. NOV-DIC DEL 2019. TAMBIÉN EN AGN, MÉXICO, DGG SIGLO XX1, RNE, VARIAS NACIONALIDADES, COREANOS CAJA 2, 1933. 

Los coreanos crearon lazos de familia y amistad con los mexicanos, particularmente los mayas, aprendiendo, incluso, esa lengua. Los emigrantes crearon asociaciones de coreanos y posteriormente asociaciones de descendientes coreanos, lo mismo que escuelas para su propia comunidad. La vida los puso a prueba y lograron superar las adversidades adaptándose a su nueva realidad en un país donde debían trabajar como jornaleros y, posteriormente, como hojalateros, pescadores y, en el caso de las mujeres, como amas de casa; junto a ellos, las fotografías obtenidas de los acervos familiares dan constancia de lo cotidiano y el papel tan fundamental que jugaron y aún juegan para el rescate de la memoria histórica de ellos y de sus familias. 



Para conocer más - 

Elena Ríos Carmen Andrea, “Del protectorado japonés al porfiriato. La migración coreana a México en 1905. Partes I,II y III”, Ecos de Asia, Universidad de Zaragoza, España ,2019.

Material completo disponible: 




[1] Romero Castilla, Alfredo, “Los coreanos en México”, Eslabones,
revista semestral de estudios regionales, nº 9, 1995, pp. 138-139.
[2] Dávila Valdés, Claudia, “La migración coreana en Yucatán. Procesos
de integración y movilidad social y geográfica.”, Iberoamérica, Vol.17
No.2, 2015, p. 204.
[3] Los mayas son una de las culturas indígenas más representativas de América (México, Guatemala, Honduras, El Salvador y Belice).
Algunos de los sitios arqueológicos mayas más representativos son Chichén Itzá, Uxmal, Edzná, Becán, Izapa, Palenque, Chacchobén, San
Miguelito, Comalcalco y Tortuguero en México, así como Tikal, en Guatemala y Copán en Honduras.
[4] La guerra de castas se llevó a cabo entre 1857 a 1901 y fue un levantamiento indígena maya en contra de los grandes hacendados
puesto que eran humillados, torturados y sobre explotados.
[5] Entrevista a Irma Song para “Los que llegaron. Coreanos” Canal Once , México, 23 de febrero del 2012.

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